El desarrollo del concepto de Patrimonio Cultural Inmaterial ha llevado aparejado la reflexión sobre el modo de proteger ese patrimonio. No es suficiente la mera recopilación o grabación en distintos soportes de una representación o de un oficio. Ese patrimonio se protege cuando está vivo, cuando las personas que tienen una especial habilidad lo llevan a cabo.
En 1993 Korea propone la calificación de "tesoros humanos vivientes", algo que ya llevó cabo en los años 60 para su país: así designó al real grupo de música ritual del santuario de Jongmyo y a los cantores de épica Pansori. La propuesta fue bien recibida por Francia, Senegal, Nigeria, Tailandia, Filipinas, República Checa y Japón entre otros.
La designación puede ser de un individuo o un colectivo, y lleva aparejado un reconocimiento social y un cierto apoyo financiero.
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