El advenimiento de lo digital sobre el sector editorial está provocando un aluvión de propuestas. Las experiencias de otros sectores dan cierta ventaja.
La idea de Libros en la nube me parece interesante en tanto que aprovecha la propiedades de la red. Es algo así como la música en streaming, en vez de descargar el e-book en mi terminal, lo que se ofrece es la posibilidad de acceder a los libros desde una plataforma.
Ese libro en la nube no se podrá descargar ni imprimir. Por el contrario ofrece ciertas ventajas al lector, como compartir comentarios con otros lectores además del ahorro que necesariamente supondrá.
Ahora bien, este nuevo escenario provoca la aparición de "tentaciones" para la empresa. Y surgen algunas cuestiones:
- Hoy en día, si yo me compro un libro, está claro que ese objeto, ese libro en concreto es de mi propiedad. Desde luego que no me han cedido los derechos de explotación sobre el mismo, pero puedo prestarlo, alquilarlo, venderlo, tirarlo a la basura o apuntar la lista de la compra en ese ejemplar. ¿Pasará lo mismo sobre un "libro en la nube"? Me temo que no, porque no estamos ante distintos objetos en la compraventa. Al comprar un libro en papel, compramos ese papel donde está impreso la obra intelectual. Adquirimos ese soporte junto con el derecho de disfrute de ese contenido. Por el contrario, cuando formalicemos un contrato con esas plataformas de libros en la nube el objeto del negocio jurídico es un servicio, es meramente un derecho de disfrute de ese contenido.
- Otro tema espinoso es el de la protección de datos. La legislación es clara en este sentido. Las plataformas no pueden de ninguna manera, sin la autorización del cliente, usar con fines comerciales los datos recogidos por la adquisición del e-book o del acceso al contenido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario