El caso es paradójico. El artista (llamado también activista) provocador Bansky se dedica fundamentalmente a hacer grafitis y a realiazar especie de performances (muchas muy interesantes) en museos dirigidas a relfexionar sobre el arte. Oculta su verdadero rostro y tiene tirón entre las celebrities (que pagan millones por sus "obras").
Pero por muy alternativo que sea el muchacho, la pela es la pela, y el copyright también, porque oiga, uno de provocador, pero los derechos de propiedad intelectual son los que son. Y eso, en plena fiebre por ponerlos en duda. Pues bien, un juez de Inglaterra ha condenado a dos hombres por vender copias falsas de Bansky por Ebay. Cuentan que se han salvado de la cárcel por poco, y que tendrán que cumplir 240 horas de trabajos comunitarios.
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