Leo al genial G.K. Chesterton (Los méritos de las tramas de Shakespeare. En El color de España y otros ensayos. Ediciones Espuela de Plata. Sevilla, 2007. Pág 260) , y me acuerdo de que la Propiedad Intelectual es una propiedad sui generis:
Si yo fuese un investigador de Shakespeare, o un investigador de cualquier clase, me especializaría en la parte de Shakespeare que no pertenece seguramente a Shakespeare. Quiero decir que defendería el mérito de las tramas de Shakespeare, tanto más por cuanto son tramas de algún otro. En una palabra, defendería el buen gusto del poeta, aunque ese gusto sea robado, (…) Está de moda decir que construyó sus obras sobre una base de simples desperdicios y que eso eleva a una mayor gloria las altas cimas que alcanzó. No estoy muy seguro de que constituya un elogio para ningún arquitecto decir que le tenían sin cuidado los cimientos y los sótanos y que sólo le interesaban el techo y las chimeneas. Pero, en cualquier caso, estoy seguro de que Shakespeare nunca se olvidó de los cimientos ni despreció los sótanos. Shakespeare gozaba con los viejos cuentos.
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