El diario ABC recogía una información curiosa estos días: el Museo del Prado prohibe copiar las Meninas, las majas desnuda y vestida y el jardín de las delicidas del Bosco.
Parece ser que existe un departamento titulado "la oficina de copias" que concede los permisos a los pintores que quieran hacer una copia in situ de alguna de las obras de nuestro Patrimonio Artístico que custodia esta institución pública (financiada a cargo de los presupuestos generales).
Esta oficina justifica las prohibiciones por motivos de seguridad. Además impone una serie de medidas como que las copias deben tener una diferencia de al menos cinco centímetros por cada lado, un plazo máximo de 7 semanas para hacer la copia, y que las copias que se realicen se deben escanear y guardar para "tenerlas vigiladas".
Es otra medida difícil de explicar desde el punto de vista de la propiedad intelectual y el mandato de los poderes publicos de hacer accesible la cultura a todos los ciudadanos. Desde luego esta prohibición jamás podrá tener base en la propiedad intelectual, ya que hablamos de obras en dominio público. Pero es una medida más, que junto a otras como pedir una tasa por publicar una reproducción de alguna de las obras del Museo que chirrían con el mandato constitucional aludido.
No es algo utópico pensar que una institución pública, financiada por todos nosotros, que custodia nuestro patrimonio, podría ofrecer gratuitamente sus fondos en formato digital y gran calidad y sin ninguna limitación de uso.
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