Una forma de creación
subjetivista
Rupnik apunta también
la gran dosis de subjetivismo del arte contemporáneo, convertido cada vez más
en una afirmación del sujeto, del arte
individual. Proceso que ha coincidido con el predominio del concepto. Cuando se
ha establecido que al conocimiento sólo se llega por el camino del concepto,
del razonamiento lógico y del método científico, “que la verdad es accesible a
la idea, al pensamiento, al concepto, que es la mejor expresión de la verdad,
el arte entra por una vía sin salida. Con Hegel las cosas se complican aún más,
cuando dice que el arte es la satisfacción de los sentimientos estéticos del
sujeto, porque para un método objetivo el sentimiento es un estorbo. Si en una
tesis doctoral el autor escribe «siento que» o «mi mamá siente que» está claro
que no elaborará ninguna tesis. El sentimiento aparece como un impedimento para
el conocimiento, no forma parte de la metodología objetiva, de manera que el
arte se convierte cada vez más en decoración de ambientes subjetivos para la
propia satisfacción estética, pero que no dice nada sobre la verdad y no
implica ningún cambio real del mundo”[1].
Se trata de una
especie de dictadura del concepto, que humilla lo verdaderamente humano. “Lo
más íntimo del hombre son las relaciones interpersonales, relaciones que no se
establecen ni con la ciencia no con la razón. Entonces, poco a poco, todo lo
que era más profundo del hombre, que tenía una expresión natural en el símbolo,
en la metáfora, en la relación interpersonal como el espacio privilegiado del
amor, todo queda excluido”[2].
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